Tuesday, August 29, 2006

On New York...

Podría decir mucho, o igual nada, pero definitivamente, al volver a pisar la ciudad Yankee luego de 6 años, algo tenía que decir.
Era día 16 de agosto, 3.30 de la tarde y yo abordaba un avión en compañia de mi hermana. Admito que fue sorpresa aún para mi el ponerme nervioso en el momento del despegue. Por primera vez un vuelo no se retrasa, al estar ya todos los pasajeros a bordo, salimos incluso 5 minutos más temprano.
El viaje fue estable, y gracias a las pantallas miniatura frente a cada sillón, el trayecto me pareció mas corto. Opté por ver la pelicula "Over the Hedge", ya que aunque habían otras como "The Sentinel", lo último que quería ver mientras sobrevolabamos el Atlántico era gente matándose entre si.
Aterrizamos a las 6.45, el clima era cálido y el atardecer bronceaba la vista. La salida del aeropuerto ran so smoothly que sin darnos cuenta ya estábamos afuera, reunidos con Tía Keka y de camino a la casa.
A mi me hubiese gustado salir esa misma noche, pero la salida de esa velada fue buscar a Tía Morena al trabajo. Para mi suerte o desgracia, la recogimos justo en Times Square, lugar que a pesar de tantos viajes a la Gran Manzana, aún no conocia. Nuestro paso por ahí fue algo apresurado, asi que tube que conformarme con mirar desde la ventana del carro.
Al regresar a New Jersey, donde se encuentra nuestra guarida, el cansancio del viaje nos obligó quedarnos de ese lado. Lo que hicimos fue caerle a Kico, a quien no se si el agua o los McDonald's, han engordado bastante. Frente a su casa nos quedamos hablando un buen rato.
El jueves de 17 fue otro día. Nos levantamos tarde y comimos mucho. Barajamos toda la tarde y esperamos el anochecer. Ya corriendo las 9 de la noche, llegamos a uptown Manhattan. Ahí le entregamos el carro a Tía Morena para entonces tomar el tren. En downtown nos esperaban Kico y sus primas. Yo me hacía acompañar de Keylen, Marjely y Mayi. Tenía tiempo que no daba tanta pata atrás de una gente, pero eso es lo que pasa cuando un dominicano le da una dirección a otro en la ciudad de New York, sin importar el tiempo que tengan viviendo en la misma.
Luego de ironicamente haber tenido que tomar un taxi, llegamos a Caliente Cab, el bar/restaurante donde empezó la noche. De la variedad de tragos que se ordenaron en ese lugar, el mio fue el peor de todos. Claro, solo a mi se me ocurre pedir una Margarita de Mango en un establecimiento, que a pesar de ser mexicano, esta ubicado en el East Village.
Terminadas las bebidas del Cab, y con ganas de seguir en beba, empezamos nuestro Bar Hopping. De ahí en adelante Kico despacho a su familia y siguió con nosotros. Caminando entre calle y calle, llamaba más la atencion lo que se encontraba en las aceras que las mismas actividades que se anunciaban en cada bar.
La excepción de la noche fue Cafe Wha?. Al cruzar por el frente se nos invitó a entrar ofrenciendonos especiales en las bebidas y musica en vivo a manos de una cover-band. Todos nos miramos entre si, como si nos fuese a pasar algo malo, y en conjunto decidimos entrar.
Como camino a un calabozo, tomamos una escalera oscura que nos encaminaba hacia el inframundo, 2 pisos directos al underground. Justo al final de la escalera, una segunda puerta. Allí solo se escuchaba una clase de ruido indescifrable que no daba idea a lo que podría haber detras. Era una puerta grande y sólida, que segundos después, al abrir con esfuerzo, me dí cuenta que era anti-sonido.
Al despegar la puerta de la pared, fuí como Dorothy al caer en la tierra del Mago de Oz. Todo se llenó de colores y sonidos destellantes. Nos recibió un host que rápidamente nos buscó una mesa. El bar estaba repleto y la banda tocaba un upbeat reggae/jazz. La gente bailaba en el pasillo que llevaba al fondo y por el cual se nos abria el paso mientras cruzábamos al otro extremo. La sola vista era de euforia y la cara de todos de alegría.
Tan pronto nos ubicaron llegó una mesera. Pedimos un bucket de cerveza y comenzamos a disfrutar del lugar. El ambiente bohemio se prestó para pedir una segunda cubeta al terminar la anterior, la cual traía tambien 6 Coronas enterradas en hielo. El sitio, la banda y los meseros eran tan divertidos como ver a Marjely enamorando al tecladista del grupo solo para que le tocaran una canción.
Ni sé qué cancion le tocaron a Marjely, ya que mientras la banda tocaba ese set, Kico y yo salimos a dar un bureito acompañados de un cigarrillo para ver que otra cosa interesante encontrabamos. No muy lejos encontramos Asylum.
Con una onda mucho más rockera, el especial de bebidas se hacía tambien más pesado. 2 Shots de tequila y 1 Coors Light, si no, 2 Shots de Kamikaze con la misma cerveza. Un especial diseñado para 2, la cerveza que se la beba el más duro.
Después de comprar una ofertica entre Kico y yo, regresamos a Cafe Wha?, donde Keylen, Marjely y Mayi ya tenian otra ronda de Coronitas. Cuando terminó la banda de tocar, nos fuimos todos a Asylum, donde Kico y yo ya habiamos hecho amistad con el portero jamaiquino en nuestra primera y efímera visita.
En Asylum esa era noche de Kareoke. Había poca gente, pero tenían buena música y una mesa de billar. En los momentos que la música paraba, nadie se molestaba ya que todos volteaban a ver al borracho que se atreviera a cantar. En este lugar fuí testigo una vez más de lo que hace el alcohol, específicamente en el momento en que me encontraba parado en la mini-tarima cantando Love Me Two Times de The Doors. Entre risas y los aplausos de mis fans(los borrachos presentes), logré hacerlo. Con la ayuda de varios tragos más, terminamos Kico y yo haciendo un duo de nada más y nada menos que Buffalo Soldier de Bob Marley. Aquello parecia más bien un concierto, con todo el presente cantando también.
Toda la noche fue un coro realmente. Fue la primera noche que salí en NYC siendo mayor de edad y verdaderamente han sido de las horas que más he disfrutado. Puedo decir que gocé hasta el camino de regreso a casa. Tubimos que esperar el bus hasta las 5.35AM, hora en que pasa el primero que nos trae hasta Bergenfield.
Llegamos a casa dormidos, cansados, pero bien gozados. Después de aquella ocasión no hemos tenido realmente muchas oportunidades de volver a disfrutar a plenitud de NYC. Pero aún me queda una semana, a la cual me asegurare de sacarle todo el provecho.