Friday, April 07, 2006

Oh, plastic night...

La noche del 1 de abril... qué noche, esa noche. Todo el día esperandola. Los nervios eran de ansias, y la espera valió la pena. Cada camino terminaba en el mismo lugar, llevando a todos al mismo propósito. Una cueva. Una corriente musical. La multitud.
Eran alrededor de las 12 cuando nos dirigiamos hacia la Guácara Taína. Para ese momento ya albergaba suficientes amigos en sus entrañas de rocas derretidas. Avanzando en mi carro por la Avenida de la Salud íbamos Mario, Willy, Clary y yo. A un poco de distancia se divisaba la fila de carros y las luces que nos recordaban el acontecimiento a presenciar, asi que me apresuro a buscar parqueo. Justo cuando encuentro uno, encuentro tambien a 2 personas que pacientemente nos esperaban: Keylen y Enrique. Ya todos reunidos, nos dirigimos al hoyo, ahí donde la noche no tiene horas.
Estando mi impaciencia agradecida, tubimos la suerte de no encontrar fila; solo nos retrasaba la vasta y minuciosa revisión de seguridad. Habiendo salido libre, velozmente comenzamos a bajar escalones. El resonar del hueco que intentaba tragarme me decia que prosiguiera. Las paredes de piedra goteante se encargaron de guiar mi camino hasta el fondo.
Luces, cámaras y acción. Era todo lo que estaba a la vista. El sonido no era visible más que para el alma. Las vibraciones rítmicas satisfacían el resto de mis sentidos. Poco despues de asentarme en un lugar visual y territorialmente comodo, es cuando empezó todo. Estratégicamente cerca del bar, y no tan lejos de la cabina del dj, disfrutaba cada sorbo de música tanto como disfrutaba cada sonido clarificado por mi trago.
Poco despues de ver qué tan bien puede manifestarse un dj local como Karlanton, tomó el control Richie Hawtin. Cáda pieza de música era una obra que suplantaba la anterior con más furor. Las bocinas gritaban con desespero su necesidad de verte mover, y Hawtin era el total responsable. Esa noche el minimalismo no se hacía responsable de su tendencia, y se las ingeniaba para que sólo nos percataramos de su presencia. Dominaba los cuerpos rendidos ante él, y con ayuda del alcohol, sólo rendidos ante él. Por 3 horas la historia se repetía, una y otra vez. Cáda vez más significativamente. Nunca esperando el fin. Cuando sin previo aviso, llegó.
Con niveles químicamente peligrosos en el torrente de cada persona presente, Karlanton retomó el liderazgo. Recuerdo cuando Hawtin pasó justo a mi lado y fue cuando me di cuenta que ya no era él quien tocaba. Paulatinamente las masas tomaron un compás más reservado. Ya se avecinaba el contacto con el mundo exterior. Era hora de empezar a empacar... para algunos.
Finalmente la música se detuvo como si hubiesen halado del enchufe. Todo el mundo se miraba mientras se oía un murmullo estruendoso. Al mismo tiempo el tomulto se dirigía hacia la salida. Afuera, el sol hacía de las suyas. Había despertado todo un nuevo día y aquel hoyo escupía una multitud místicamente desvelada. Era hora de hacer algo más.
Sin saber como algunos llegaron a sus casas, yo me dirigí a la mia. Pero no era hora de dormir. Me pongo mis baggies, mis chanclas y a la carga!... una vez más. Como era de esperarse, Enrique toma el volante, todo para enfrentarse a una carretera que si me preguntan, no la recuerdo. De aquí en adelante mis fugaces remembranzas incluyen a Nadia, algo de sol, arena y playa; chancletas rotas, golpes estrapitosos en las manos y rodillas, y la triunfante subida de la escalera de mi casa al haber llegado sano y salvo. Preguntenle a los demás como, porque yo no lo se.

2 Comments:

Anonymous Anonymous said...

querido amigo, dios es amor, llega a el y no a esos lugares llenos de blasfemia e impurezas, recuerda, el es la salvacion.

12:03 AM  
Anonymous Anonymous said...

yo creo que tu deberias de tener en consideracion lo que dijo el panita... o sea viejo! como es que tu te tiras a esos lugares pa despues salir preguntando la mañana enterea quien llevo a mario a su casa? e ma! vamo el domingo pa misa... ponte bonito!
jajaja

9:48 AM  

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